¿Sabías que al menos 40% de las personas que padecen una hernia, no lo saben?
Como muchas de las afectaciones que puede presentar el aparato locomotor, que suelen cursar con cierto grado asintomático hasta que empeora y nos dan un toque de atención a partir de dolor leve, moderado y hasta paralizante. En el caso de las hernias suele estar acompañado también de una sensación de hormigueo y/o ardor, dependiendo del tipo de hernia del que se trate.

Las hay inguinales (a nivel de ingle), abdominales y las más comunes en consulta, aquellas localizadas en la espalda, conocidas como hernias discales, que se pueden presentar a lo largo de la columna, es decir: zona cervical, dorsal o lumbar.
Como hemos dicho antes, en etapas tempranas, pueden no existir molestias o ser ligeramente perceptibles, así que muchos de los pacientes no acuden a un especialista hasta que el dolor o las consecuencias les impiden hacer una vida normal.
Por lo que siempre somos partidarios de escuchar a nuestro cuerpo y atender a la mínima señal como método preventivo, antes de que se agrave y tener que recurrir a uno más invasivo o de mayor duración.
En el caso de las hernias, las opiniones son contrastadas en cuanto al tratamiento a seguir. En general, casi cualquier padecimiento se intenta abordar agotando todas las posibilidades antes de optar por una cirugía, que al ser un procedimiento mayor, siempre o casi siempre tiene sus beneficios, pero algunas veces también sus consecuencias.
En este artículo vamos a concentrarnos en aquellas que afectan a la espalda. Nuestra columna vertebral se compone de 33 vértebras; 7 de ellas son cervicales, 12 torácicas, 5 lumbares, 5 sacras y el coxis .
La estructura del disco fibrocartílago está compuesta por un núcleo pulposo ubicado en la parte central del disco intervertebral, que sirve para amortiguar las presiones y las fuerzas de compresión entre dichas vértebras y un anillo fibroso constituido por colágeno, que se halla alrededor del disco abrazando al núcleo pulposo.
¿Qué son las hernias discales?
Cuando las paredes fibrosas que contienen al núcleo pulposo gelatinoso se dañan, dejan paso a que éste contenido se desplace en distintas direcciones dependiendo de donde se haya sufrido el deterioro, al ocurrir esto, puede comprimir o bien, la médula si se trata de una hernia central o las raíces nerviosas que se encuentran en los laterales de cada vértebra.

Síntomas de las hernias discales
Lo anterior se traduce en dolor y/o pérdida de la sensibilidad a nivel de brazos o piernas, según donde se localice la hernia. Las hernias cervicales suelen afectar a las extremidades superiores y las hernias lumbares a las inferiores.
También depende mucho del grado de desplazamiento del disco cartilaginoso. Los síntomas comunes que se pueden observar son:
– Entumecimiento en alguna de las extremidades según el nivel vertebral donde esté la lesión.
– Sensación de calambre, ardor u hormigueo
– Alteraciones en la sensibilidad, en la fuerza, en los reflejos.
– Modificaciones en la postura corporal
La sintomatología, como hemos dicho, puede estar o no presente, por lo que mucha gente desconoce el padecimiento de una hernia, depende del grado de daño en el disco.
Estas molestias pueden aparecer por la noche, después de largo periodos al estar de pie o sentado e incluso al toser, reír o estornudar.
Diagnóstico
Una vez en consulta se le harán una serie de pruebas que involucran movimiento para provocar reacciones que nos dejen conocer el estado de las afectaciones.
También se pueden llevar a cabo resonancias magnéticas que permiten determinar el sitio exacto de compresión de la raíz nerviosa afectada.
Así como otros estudios que revelan el tamaño y la ubicación de dicha hernia, como es el caso de una electromiografía.
Tratamiento de las hernias discales
El tratamiento a seguir será indicado según el grado de lesión y la gravedad que represente partir de las pruebas y la sintomatología que refiera el paciente.
De modo conservador se iniciará con relajantes musculares, antiinflamatorios, analgésicos opiáceos y por supuesto reposo.
El fisioterapeuta puede favorecer la recuperación además, con masajes descontracturantes, termoterapia, punción seca, estiramientos, manipulaciones vertebrales, fortalecimiento muscular, tracciones vertebrales, ejercicios en el agua, entre otros.
Sobre todo es importante mejorar la higiene postural en el día a día para favorecer la recuperación y/o evitar lesiones posteriores.
Una vez seguido éste proceso se evaluará la evolución del paciente en las semanas posteriores.
La cirugía se aconseja sólo en el caso de que el dolor sea sumamente intenso e incapacitante, así como el resto de alteraciones de sensibilidad que ya hemos mencionado.
¿Qué factores pueden provocar la aparición de una hernia discal?
Lo primero a tener en cuenta son aquellos factores mecánicos que pueden influir directamente, como es el caso de movimientos bruscos o repetitivos, una mala higiene postural, esfuerzos prolongados y sostenidos, un mal gesto.
Pero también hay factores que pueden estar relacionados a otros padecimientos y que como consecuencia traigan consigo éste efecto secundario. Como puede se un funcionamiento visceral alterado, alteración en las cargas emocionales provocadas por estrés laboral o problemas personales, así como también por supuesto, una mala alimentación y la total falta de hábitos de ejercicio.
Es por ello que es tan importante llevar una adecuada nutrición y evitar el sedentarismo, así como tampoco ir al extremo opuesto y sobrecargar la máquina.
Todo con sus respectivas moderaciones y un control responsable favorece en una mejor salud a largo plazo. Es cuestión de encontrar el justo equilibrio.
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